El vocablo abogado es usado en el contexto jurídico, para referirse al profesional que fundamenta su formación en el estudio de las normas o preceptos, que guían la conducta ciudadana de algún nación. Su primordial funcionalidad es la de prestar asesoría jurídica a sus usuarios y ser útil de gerente legal en casos de litigios.
Este vocablo es procedente del latín “Advocatus” que significa “llamado en auxilio”. Un abogado, orienta, estudia las situaciones, trata siempre de conseguir el más alto provecho para sus usuarios, intentando de enseñar todas las pruebas primordiales en defensa de su cliente.
Para poder ejercer esta profesión, no sólo alcanza con tener el encabezado que lo acredite como tal, además es requisito que el profesional esté inscrito en el colegio de abogado. De la misma forma hay países en donde los abogados para lograr ejercer, necesitan de una autorización por parte del estado.
Un profesional del derecho, además puede especializarse en diferentes superficies como: tributaria, laboral, civil, penal, administrativa, familiar, comercial, administrativa y ambiental. El abogado en oportunidades puede trabajar de forma filantrópica para causas justas, en esta situación se le llama abogado “ad Honorem” y esos que apoyan y defienden a la gente carentes de dinero son conocidos como abogados de trabajo.
Los abogados de trabajo, defienden a sus usuarios de forma gratis, prestando un servicio el cual es respaldado por el Estado, debido a que toda persona tiene derecho a ser defendida dentro de un debido desarrollo en donde reine la igualdad e independencia, acatando el derecho que tiene todo ciudadano de defenderse de lo que se le acusa frente la ley, aun cuando no cuente con elementos baratos.
Todo abogado debe tener algunas propiedades, elementales que lo tengan la posibilidad de organizar como un óptimo abogado, algunas de ellas son:
Debe ser muy analítico, un óptimo abogado es muy detallista en sus casos, a fin de no dejar huír ningún elemento que logre servirle.
Ser muy hábil al instante de hacer sus indagaciones. Como abogado, esto es esencial, debido a que un caso puede enseñar diferentes matices que lo convierten en una exploración exclusiva, por lo cual es primordial tener un óptimo “ojo” analítico, que le ayude a reconocerlos y de esta forma poder contribuir a sus usuarios.